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Trabajo por cuenta propia: entre la ilegalidad y el fracaso
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Trabajo por cuenta propia: entre la ilegalidad y el fracaso
Luego de creer en el éxito inmediato, el fracaso llega por falta de conocimientos, de recursos, o por lo elevado de los impuestos.
"Soy profesora de historia, tengo un título universitario, pero soy una analfabeta en el arte de los negocios", se quejaba Miriam, una cubana que ha fracasado como tantos otros en abrirse un camino en el trabajo por cuenta propia.
Cuando sonó el disparo de arrancada en la última carrera organizada por el gobierno de Cuba para los trabajos por cuenta propia, la mayoría de los que optaron por esta modalidad laboral arrancaron al unísono con la esperanza puesta en una meta final: el éxito inmediato.
Albergaban la esperanza de que sus sueños de almohada, de tener su negocito propio, se hicieran al fin realidad. Salieron desesperadamente a pedir las licencias, pero pocos hicieron un estudio mínimo de los factores que intervenían en el éxito de una empresa, por pequeña que fuera.
Miriam fue una de esas incautas. Con los pocos ahorros que tenía, sacó una licencia para alquilar un cuarto de su apartamento para el turismo. En ello empleó los pocos ahorros que tenía. Más de 150 dólares le costaron todos los trámites necesarios para empezar.
Pensó que los turistas vendrían a alquilarse con solo ella proponérselo. No se documentó con personas que ya tenían alguna experiencia sobre los vaivenes de ese mercado, y que pudieron haberla ayudado en sus inicios.
La habitación se mantuvo vacía por espacio de tres meses, en los que estuvo pagando la licencia también de sus ahorros, a razón de 150 dólares por mes. Cuando al fin apareció el primer cliente, declinó hospedarse en la habitación por carecer esta de agua caliente. Miriam se dio cuenta que había fracasado, y desistió de seguir adelante.
Ahora que la cantidad a pagar por la licencia es mucho menor, 35 dólares al mes más el 10% de las ganancias, no quiere volver a intentarlo en el giro del arrendamiento. "Ya le puse una ducha eléctrica a la habitación, pero estoy pensando sacar una licencia para dar repasos privados. Es mucho menos dinero, pero me parece que es lo que mejor sé hacer".
Como ella, muchos han fracasado por falta de conocimientos, por falta de recursos, o por las elevadas tarifas de los impuestos, a opinión de algunos. Ella ha continuado trabajando como profesora. Uno de sus amigos también fracasó, puso un quiosquito para vender discos, pero la competencia le hizo cerrar el negocio. Ahora trabaja como posadero en una casa de alquiler. La dueña le paga dos dólares diarios por limpiar y ordenar la habitación.
Otros han optado por la vía de la ilegalidad para aumentar las ganancias. Piensan que esos negocios de poca monta que el Gobierno les ha dejado llevar, solo sirven apenas para sobrevivir.
Es el caso de Iván, un payaso autodidacta que ejerce de animador de fiestas y cumpleaños infantiles de forma ilegal. En Cuba se les conoce como los payasos intrusos. Él comenzó a ejercer como payaso intruso a finales del año 2005. En ese entonces las licencias para esta actividad estaban suspendidas.
Un año antes las habían dejado de conceder por las quejas de los payasos profesionales, y la de algunos clientes. Acusaban a los payasos intrusos de tener escasa preparación, y de denigrar la labor del payaso con espectáculos que nada tenían que ver con la sicología de los niños.
"No es mi caso. A pesar de que nuca pasé una escuela, nunca dejé de superarme. Aprendí mirando actuar a payasos profesionales. Los números de magia que hago en los cumpleaños, se los compré a magos que me vendieron sus secretos. Otros trucos los he plagiado porque son muy fáciles."
Él lleva ya algunos años "por la izquierda", como se dice en Cuba para significar que algo no se hace por los mecanismos establecidos. A pesar de que ya el Estado ha vuelto a autorizar este tipo de licencias, y de que los precios de las mismas han bajado significativamente, Iván no tiene intención ninguna de legalizarse.
"Invierto mucho en mejorar mi espectáculo. Todavía tengo que arreglar mi casa, y el dinero resultante no da para todo. La competencia ha aumentado, la economía familiar sigue en crisis, y por ende hago menos cumples que hace unos años."
Tampoco puede trabajar para una empresa artística como CARICATO, la que le daría estabilidad laboral, pues no es un payaso graduado en la escuela de circo. Tampoco puede pasar dicha escuela. Ya no cuenta con la edad requerida.
Según un funcionario de la ONAT del municipio capitalino de Centro Habana, más del 50% de los cuentapropistas no declararon ganancias el año pasado. Según él, esto puede deberse a dos cosas: o que los negocios no están marchando bien, o que los titulares de las licencias están mintiendo en su declaración jurada para aumentar sus ganancias.
Cree que el cuentapropismo actual está marcado más por la ilegalidad y el fracaso que por el verdadero éxito.
TRADUZIONE AUTOMATICA
DIARIO DE CUBA
"Soy profesora de historia, tengo un título universitario, pero soy una analfabeta en el arte de los negocios", se quejaba Miriam, una cubana que ha fracasado como tantos otros en abrirse un camino en el trabajo por cuenta propia.
Cuando sonó el disparo de arrancada en la última carrera organizada por el gobierno de Cuba para los trabajos por cuenta propia, la mayoría de los que optaron por esta modalidad laboral arrancaron al unísono con la esperanza puesta en una meta final: el éxito inmediato.
Albergaban la esperanza de que sus sueños de almohada, de tener su negocito propio, se hicieran al fin realidad. Salieron desesperadamente a pedir las licencias, pero pocos hicieron un estudio mínimo de los factores que intervenían en el éxito de una empresa, por pequeña que fuera.
Miriam fue una de esas incautas. Con los pocos ahorros que tenía, sacó una licencia para alquilar un cuarto de su apartamento para el turismo. En ello empleó los pocos ahorros que tenía. Más de 150 dólares le costaron todos los trámites necesarios para empezar.
Pensó que los turistas vendrían a alquilarse con solo ella proponérselo. No se documentó con personas que ya tenían alguna experiencia sobre los vaivenes de ese mercado, y que pudieron haberla ayudado en sus inicios.
La habitación se mantuvo vacía por espacio de tres meses, en los que estuvo pagando la licencia también de sus ahorros, a razón de 150 dólares por mes. Cuando al fin apareció el primer cliente, declinó hospedarse en la habitación por carecer esta de agua caliente. Miriam se dio cuenta que había fracasado, y desistió de seguir adelante.
Ahora que la cantidad a pagar por la licencia es mucho menor, 35 dólares al mes más el 10% de las ganancias, no quiere volver a intentarlo en el giro del arrendamiento. "Ya le puse una ducha eléctrica a la habitación, pero estoy pensando sacar una licencia para dar repasos privados. Es mucho menos dinero, pero me parece que es lo que mejor sé hacer".
Como ella, muchos han fracasado por falta de conocimientos, por falta de recursos, o por las elevadas tarifas de los impuestos, a opinión de algunos. Ella ha continuado trabajando como profesora. Uno de sus amigos también fracasó, puso un quiosquito para vender discos, pero la competencia le hizo cerrar el negocio. Ahora trabaja como posadero en una casa de alquiler. La dueña le paga dos dólares diarios por limpiar y ordenar la habitación.
Otros han optado por la vía de la ilegalidad para aumentar las ganancias. Piensan que esos negocios de poca monta que el Gobierno les ha dejado llevar, solo sirven apenas para sobrevivir.
Es el caso de Iván, un payaso autodidacta que ejerce de animador de fiestas y cumpleaños infantiles de forma ilegal. En Cuba se les conoce como los payasos intrusos. Él comenzó a ejercer como payaso intruso a finales del año 2005. En ese entonces las licencias para esta actividad estaban suspendidas.
Un año antes las habían dejado de conceder por las quejas de los payasos profesionales, y la de algunos clientes. Acusaban a los payasos intrusos de tener escasa preparación, y de denigrar la labor del payaso con espectáculos que nada tenían que ver con la sicología de los niños.
"No es mi caso. A pesar de que nuca pasé una escuela, nunca dejé de superarme. Aprendí mirando actuar a payasos profesionales. Los números de magia que hago en los cumpleaños, se los compré a magos que me vendieron sus secretos. Otros trucos los he plagiado porque son muy fáciles."
Él lleva ya algunos años "por la izquierda", como se dice en Cuba para significar que algo no se hace por los mecanismos establecidos. A pesar de que ya el Estado ha vuelto a autorizar este tipo de licencias, y de que los precios de las mismas han bajado significativamente, Iván no tiene intención ninguna de legalizarse.
"Invierto mucho en mejorar mi espectáculo. Todavía tengo que arreglar mi casa, y el dinero resultante no da para todo. La competencia ha aumentado, la economía familiar sigue en crisis, y por ende hago menos cumples que hace unos años."
Tampoco puede trabajar para una empresa artística como CARICATO, la que le daría estabilidad laboral, pues no es un payaso graduado en la escuela de circo. Tampoco puede pasar dicha escuela. Ya no cuenta con la edad requerida.
Según un funcionario de la ONAT del municipio capitalino de Centro Habana, más del 50% de los cuentapropistas no declararon ganancias el año pasado. Según él, esto puede deberse a dos cosas: o que los negocios no están marchando bien, o que los titulares de las licencias están mintiendo en su declaración jurada para aumentar sus ganancias.
Cree que el cuentapropismo actual está marcado más por la ilegalidad y el fracaso que por el verdadero éxito.
TRADUZIONE AUTOMATICA
Dopo aver creduto in un immediato successo, il fallimento deriva dalla mancanza di conoscenze, risorse, o per le tasse elevate.
"Io insegno storia, ho una laurea, ma io sono un analfabeta nel settore dell'arte," si lamentò Miriam, un cubano che ha fallito come tanti altri a trovare la loro strada nel lavoro autonomo.
Quando il colpo rang tirato nell'ultima gara organizzata dal governo di Cuba per lavorare in proprio, la maggior parte di coloro che hanno optato per questa forma di lavoro messo insieme con la speranza in un obiettivo finale: il successo immediato.
Nutriva la speranza che i loro sogni di cuscino, di avere una propria attività poco è su ordinazione. Sono andati disperatamente di ordinare le licenze, ma pochi fatti uno studio minimo i fattori coinvolti nel successo di un'impresa, per quanto piccolo.
Miriam era uno di quelli creduloni. Con pochi risparmi che avevano, prese una licenza per affittare una camera in un appartamento per il turismo. Ha usato i pochi risparmi che avevano. Oltre $ 150 gli costò tutte le procedure necessarie per iniziare.
Pensava che i turisti sarebbe venuto da lei affittato con solo cercando. Non documentato con persone che hanno già avuto qualche esperienza dai capricci del mercato, e che avrebbe potuto aiutare in principio.
La stanza è rimasta vuota per tre mesi, in cui è stato anche pagare la licenza del risparmio, al prezzo di 150 dollari al mese. Quando finalmente apparve il primo cliente, ha rifiutato di rimanere nella stanza per questa mancanza di acqua calda. Miriam si rese conto che aveva fallito, e si ritirò per procedere.
Ora che l'importo da pagare per la licenza è molto più basso, non $ 35 al mese più il 10% degli utili, per provare di nuovo nel giro di contratto di locazione. "Metterò una doccia elettrica in camera, ma sto pensando ottenere una licenza per dare prove private. Molto meno denaro, ma credo che questo è quello che so fare meglio."
Come lei, molti hanno fallito a causa di mancanza di conoscenza, la mancanza di risorse, o da elevate aliquote fiscali, secondo il parere di alcuni. Ha continuato a lavorare come insegnante. Uno dei suoi amici non è riuscito, mettere un quiosquito per vendere dischi, ma la concorrenza fece chiudere l'affare. Ora lavora come un oste in una casa in affitto. Il proprietario paga due dollari al giorno da pulire e riordinare la stanza.
Altri hanno scelto la via dell'illegalità per aumentare i profitti. Pensano che queste piccole imprese che il governo ha subito una deriva, servono solo per sopravvivere.
Ivan è il caso, un autodidatta intrattenitore clown che agisce per bambini feste di compleanno e illegalmente. A Cuba sono conosciuti come gli intrusi clown. Ha iniziato a praticare come un intruso pagliaccio alla fine del 2005. Al momento i titoli sono stati sospesi per questa attività.
Un anno prima si erano fermati di emissione denunce da clown professionisti, e alcuni clienti. Intrusi Clowns accusata di avere una cattiva preparazione, e per denigrare il lavoro del clown con spettacoli che non avevano niente a che fare con la psicologia dei bambini.
"Non per me. Anche se nuca trascorso una scuola, non ho mai smesso di battere. Imparato guardando professionale atto clown. Numeri magici faccio il compleanno, li ho comprati ho venduto segreti dei maghi. Altri trucchi Ho plagiato perché sono così facile. "
Ha diversi anni "a sinistra", come si dice a Cuba a significare che qualcosa non è fatto tramite i meccanismi istituiti. Anche se lo stato ha già ri-autorizzare questo tipo di licenza, e che gli stessi prezzi sono scesi notevolmente, Ivan non ha alcuna intenzione di legalizzato.
"Ho investire molto per migliorare il mio show. Ancora devo sistemare la mia casa, e il denaro che ne risulta non è sufficiente per tutti. La concorrenza è aumentata, l'economia della famiglia è in crisi, e quindi fare a meno che si incontra a pochi anni fa."
Né si può lavorare per una società come Caricato artistico, che darebbe la sicurezza del lavoro, non è un clown del circo scuola di specializzazione. Né può passare la scuola. Non hai l'età richiesta.
Secondo un funzionario della ONAT del comune capoluogo di Centro Habana, oltre il 50% dei lavoratori autonomi non ha dichiarato profitti lo scorso anno. Secondo lui, questo può essere dovuto a due cose: o che le imprese non stanno andando bene, o che i licenziatari sono sdraiato nel suo affidavit per aumentare i loro profitti.
Egli ritiene che l'attuale lavoro autonomo è più caratterizzato da illegalità e mancato rispetto dal successo.
DIARIO DE CUBA
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