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La restauracion del..Cupolon..
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Asere Que Bola - A Cuba, esa loca y maravillosa isla :: Provincie :: L'Avana e province cubane :: La Habana, la capitale
Pagina 1 di 1
La restauracion del..Cupolon..
http://cafefuerte.com/cuba/noticias-de-cuba/sociedad/2748-en-marcha-restauracion-del-capitolio-nacional
El Capitolio Nacional, uno de los símbolos arquectónicos de La Habana, está siendo sometido a una profunda restauración que incluye labores constructivas en todas las áreas del edificio y las piezas de su decoración interior.
Las tareas de reconstrucción del Capitolio se iniciaron a fines del pasado año y entraron en una etapa decisiva este marzo, con la colocación del andamiaje exterior para rehabilitar la famosa cúpula de la edificación. Las obras están a cargo de la empresa Puerto de Carenas y el Grupo de Inversiones Prado, ambas entidades pertenecientes a la Oficina del Historiador de La Habana, Eusebio Leal Spengler.
No se ha informado el monto de la inversión en este proyecto, que expertos estiman rebasará los $20 millones de dólares. Las obras pudieran extenderse hasta el 2015.
Ya han quedado instalados los andamios multidireccionales que permitirán iniciar la restauración de la cúpula de la edificación, de 91.7 metros de altura y punto de reconocimiento del centro de La Habana.
Compleja recuperación
La recuperación del esplendor de la cúpula es el trabajo con mayor grado de complejidad y especialización de todos los que se acometen en el edificio, que ocupa un área de 43 mil metros cuadrados.
Pero la faena tiene otras tareas de urgencia. El deterioro de varios salones es visible, a consecuencia de las filtraciones y la entrada de agua durante años.
Los obreros trabajan en toda la carpintería exterior hacia la fachada y los patios interiores, y están sustituyendo la rasilla de los techos.
El lado norte de la cubierta del Salón de los Pasos Perdidos se le está retirando la antigua manta impermeable. Una similar se está probando en la cubierta del lado sur. El Salón es una de las áreas de mayor majestuosidad del Capitolio, con lámparas de bronce, capiteles y columnas de fastuoso diseño, y mármoles de 70 calidades diferentes.
A la vez, se ha hecho una evaluación de las estructuras metálicas, que presentan diferentes grados de corrosión y requerirán un esmerado trabajo, dijo el ingeniero Osmany Rodríguez, que trabaja en el proyecto. Un Grupo de Diagnóstico ha tenido bajo su responsabilidad la evaluación de cada elemento constructivo del Capitolio, ya sea madera, piedra o metal.
Lámparas y bronces
Simultáneamente a las tareas constructivas, una brigada del jóvenes graduados de la Escuela Taller del Centro Histórico de La Habana está dedicada a la recuperación, reparación y limpieza de las lámparas, figuras de bronce y otros ornamentos que engalanan los salones de la institución.
La restauración del Capitolio Nacional es la obra de mayor envergadura que acomete la Oficina del Historiador de La Habana como parte de una estrategia largo plazo que comprende rescatar edificios y sitios patrimoniales, centros culturales e instalaciones históricas dedicadas al turismo en la capital.
En el plan se incluye la rehabilitación de lugares y monumentos como el Paseo del Prado, que está sometido a una reconstrucción integral; la escultura del Cristo de La Habana, reabierta al público el pasado enero; y el famoso bar Sloppy Joe's, que quedó abierto al público este mes luego de años de cuidadosa recuperación.
Inaugurado en 1929, el Capitolio Nacional fue la sede del Congreso de la república cubana hasta la llegada al poder de Fidel Castro en 1959. La instalación sirvió como sede de la Academia de Ciencias y el Ministerio de Ciencia, Teconología Y Medio Ambiente (CITMA) hasta que fue desalojada para emprender su rescate tras años de deterioro constructivo y abandono de sus áreas exteriores.
Fue declarado Monumento Nacional el 15 de noviembre del 2010. Ese mismo año cerró sus puertas al público a la espera de ser reconstruido.
El Capitolio Nacional, uno de los símbolos arquectónicos de La Habana, está siendo sometido a una profunda restauración que incluye labores constructivas en todas las áreas del edificio y las piezas de su decoración interior.
Las tareas de reconstrucción del Capitolio se iniciaron a fines del pasado año y entraron en una etapa decisiva este marzo, con la colocación del andamiaje exterior para rehabilitar la famosa cúpula de la edificación. Las obras están a cargo de la empresa Puerto de Carenas y el Grupo de Inversiones Prado, ambas entidades pertenecientes a la Oficina del Historiador de La Habana, Eusebio Leal Spengler.
No se ha informado el monto de la inversión en este proyecto, que expertos estiman rebasará los $20 millones de dólares. Las obras pudieran extenderse hasta el 2015.
Ya han quedado instalados los andamios multidireccionales que permitirán iniciar la restauración de la cúpula de la edificación, de 91.7 metros de altura y punto de reconocimiento del centro de La Habana.
Compleja recuperación
La recuperación del esplendor de la cúpula es el trabajo con mayor grado de complejidad y especialización de todos los que se acometen en el edificio, que ocupa un área de 43 mil metros cuadrados.
Pero la faena tiene otras tareas de urgencia. El deterioro de varios salones es visible, a consecuencia de las filtraciones y la entrada de agua durante años.
Los obreros trabajan en toda la carpintería exterior hacia la fachada y los patios interiores, y están sustituyendo la rasilla de los techos.
El lado norte de la cubierta del Salón de los Pasos Perdidos se le está retirando la antigua manta impermeable. Una similar se está probando en la cubierta del lado sur. El Salón es una de las áreas de mayor majestuosidad del Capitolio, con lámparas de bronce, capiteles y columnas de fastuoso diseño, y mármoles de 70 calidades diferentes.
A la vez, se ha hecho una evaluación de las estructuras metálicas, que presentan diferentes grados de corrosión y requerirán un esmerado trabajo, dijo el ingeniero Osmany Rodríguez, que trabaja en el proyecto. Un Grupo de Diagnóstico ha tenido bajo su responsabilidad la evaluación de cada elemento constructivo del Capitolio, ya sea madera, piedra o metal.
Lámparas y bronces
Simultáneamente a las tareas constructivas, una brigada del jóvenes graduados de la Escuela Taller del Centro Histórico de La Habana está dedicada a la recuperación, reparación y limpieza de las lámparas, figuras de bronce y otros ornamentos que engalanan los salones de la institución.
La restauración del Capitolio Nacional es la obra de mayor envergadura que acomete la Oficina del Historiador de La Habana como parte de una estrategia largo plazo que comprende rescatar edificios y sitios patrimoniales, centros culturales e instalaciones históricas dedicadas al turismo en la capital.
En el plan se incluye la rehabilitación de lugares y monumentos como el Paseo del Prado, que está sometido a una reconstrucción integral; la escultura del Cristo de La Habana, reabierta al público el pasado enero; y el famoso bar Sloppy Joe's, que quedó abierto al público este mes luego de años de cuidadosa recuperación.
Inaugurado en 1929, el Capitolio Nacional fue la sede del Congreso de la república cubana hasta la llegada al poder de Fidel Castro en 1959. La instalación sirvió como sede de la Academia de Ciencias y el Ministerio de Ciencia, Teconología Y Medio Ambiente (CITMA) hasta que fue desalojada para emprender su rescate tras años de deterioro constructivo y abandono de sus áreas exteriores.
Fue declarado Monumento Nacional el 15 de noviembre del 2010. Ese mismo año cerró sus puertas al público a la espera de ser reconstruido.
mosquito- Admin
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Re: La restauracion del..Cupolon..
Il Capitolio, uno dei simboli dell’Avana è chiuso al pubblico per restauri da ormai più di due anni e non si sa ancora quando finiranno.
Peccato che da così tanto tempo turisti e avaneri non possano visitare uno dei più maestosi e bei palazzi di Cuba, edificato nel 1929 su immagine del Campidolio di Washington, costruito con materiali di pregio anche italiani, ospita la Statua della Repubblica, fatta in marmo dall’italiano Angelo Zanelli che ha Roma ha costruito l’Altare della Patria. Con i suoi 14,60 metri di altezza e il peso di 30 tonnellate è una delle sculture al coperto, più grandi del mondo
mosquito- Admin
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Re: La restauracion del..Cupolon..
http://cafefuerte.com/cuba/noticias-de-cuba/sociedad/2748-en-marcha-restauracion-del-capitolio-nacional
El Capitolio Nacional, uno de los símbolos arquectónicos de La Habana, está siendo sometido a una profunda restauración que incluye labores constructivas en todas las áreas del edificio y las piezas de su decoración interior.
Las tareas de reconstrucción del Capitolio se iniciaron a fines del pasado año y entraron en una etapa decisiva este marzo, con la colocación del andamiaje exterior para rehabilitar la famosa cúpula de la edificación. Las obras están a cargo de la empresa Puerto de Carenas y el Grupo de Inversiones Prado, ambas entidades pertenecientes a la Oficina del Historiador de La Habana, Eusebio Leal Spengler.
No se ha informado el monto de la inversión en este proyecto, que expertos estiman rebasará los $20 millones de dólares. Las obras pudieran extenderse hasta el 2015 o 2016.
Ya han quedado instalados los andamios multidireccionales que permitirán iniciar la restauración de la cúpula de la edificación, de 91.7 metros de altura y punto de reconocimiento del centro de La Habana.
Compleja recuperación
La recuperación del esplendor de la cúpula es el trabajo con mayor grado de complejidad y especialización de todos los que se acometen en el edificio, que ocupa un área de 43 mil metros cuadrados.
Pero la faena tiene otras tareas de urgencia. El deterioro de varios salones es visible, a consecuencia de las filtraciones y la entrada de agua durante años.
Los obreros trabajan en toda la carpintería exterior hacia la fachada y los patios interiores, y están sustituyendo la rasilla de los techos.
El lado norte de la cubierta del Salón de los Pasos Perdidos se le está retirando la antigua manta impermeable. Una similar se está probando en la cubierta del lado sur. El Salón es una de las áreas de mayor majestuosidad del Capitolio, con lámparas de bronce, capiteles y columnas de fastuoso diseño, y mármoles de 70 calidades diferentes.
A la vez, se ha hecho una evaluación de las estructuras metálicas, que presentan diferentes grados de corrosión y requerirán un esmerado trabajo, dijo el ingeniero Osmany Rodríguez, que trabaja en el proyecto. Un Grupo de Diagnóstico ha tenido bajo su responsabilidad la evaluación de cada elemento constructivo del Capitolio, ya sea madera, piedra o metal.
Lámparas y bronces
Simultáneamente a las tareas constructivas, una brigada del jóvenes graduados de la Escuela Taller del Centro Histórico de La Habana está dedicada a la recuperación, reparación y limpieza de las lámparas, figuras de bronce y otros ornamentos que engalanan los salones de la institución.
La restauración del Capitolio Nacional es la obra de mayor envergadura que acomete la Oficina del Historiador de La Habana como parte de una estrategia largo plazo que comprende rescatar edificios y sitios patrimoniales, centros culturales e instalaciones históricas dedicadas al turismo en la capital.
En el plan se incluye la rehabilitación de lugares y monumentos como el Paseo del Prado, que está sometido a una reconstrucción integral; la escultura del Cristo de La Habana, reabierta al público el pasado enero; y el famoso bar Sloppy Joe's, que quedó abierto al público este mes luego de años de cuidadosa recuperación.
Inaugurado en 1929, el Capitolio Nacional fue la sede del Congreso de la república cubana hasta la llegada al poder de Fidel Castro en 1959. La instalación sirvió como sede de la Academia de Ciencias y el Ministerio de Ciencia, Teconología Y Medio Ambiente (CITMA) hasta que fue desalojada para emprender su rescate tras años de deterioro constructivo y abandono de sus áreas exteriores.
Fue declarado Monumento Nacional el 15 de noviembre del 2010. Ese mismo año cerró sus puertas al público a la espera de ser reconstruido.
Actualización: Días después de aparecer esta información de CaféFuerte, reproducida en inglés por Havana Times, corresponsales extranjeros radicados en La Habana transmitieron varios despachos sobre la rehabilitación del Capitolio con declaraciones añadidas de Eusebio Leal sobre la posibilidad de que la institución vuelva a acoger al Parlamento cubano, cinco décadas después de destituido el Congreso de la República. La Oficina del Historiador de La Habana dio también un estimado de las obras en 150 millones de pesos cubanos (unos $6.25 millones de dólares), pero la magnitud de las reparaciones indica que el monto será mucho más elevado.
El Capitolio Nacional, uno de los símbolos arquectónicos de La Habana, está siendo sometido a una profunda restauración que incluye labores constructivas en todas las áreas del edificio y las piezas de su decoración interior.
Las tareas de reconstrucción del Capitolio se iniciaron a fines del pasado año y entraron en una etapa decisiva este marzo, con la colocación del andamiaje exterior para rehabilitar la famosa cúpula de la edificación. Las obras están a cargo de la empresa Puerto de Carenas y el Grupo de Inversiones Prado, ambas entidades pertenecientes a la Oficina del Historiador de La Habana, Eusebio Leal Spengler.
No se ha informado el monto de la inversión en este proyecto, que expertos estiman rebasará los $20 millones de dólares. Las obras pudieran extenderse hasta el 2015 o 2016.
Ya han quedado instalados los andamios multidireccionales que permitirán iniciar la restauración de la cúpula de la edificación, de 91.7 metros de altura y punto de reconocimiento del centro de La Habana.
Compleja recuperación
La recuperación del esplendor de la cúpula es el trabajo con mayor grado de complejidad y especialización de todos los que se acometen en el edificio, que ocupa un área de 43 mil metros cuadrados.
Pero la faena tiene otras tareas de urgencia. El deterioro de varios salones es visible, a consecuencia de las filtraciones y la entrada de agua durante años.
Los obreros trabajan en toda la carpintería exterior hacia la fachada y los patios interiores, y están sustituyendo la rasilla de los techos.
El lado norte de la cubierta del Salón de los Pasos Perdidos se le está retirando la antigua manta impermeable. Una similar se está probando en la cubierta del lado sur. El Salón es una de las áreas de mayor majestuosidad del Capitolio, con lámparas de bronce, capiteles y columnas de fastuoso diseño, y mármoles de 70 calidades diferentes.
A la vez, se ha hecho una evaluación de las estructuras metálicas, que presentan diferentes grados de corrosión y requerirán un esmerado trabajo, dijo el ingeniero Osmany Rodríguez, que trabaja en el proyecto. Un Grupo de Diagnóstico ha tenido bajo su responsabilidad la evaluación de cada elemento constructivo del Capitolio, ya sea madera, piedra o metal.
Lámparas y bronces
Simultáneamente a las tareas constructivas, una brigada del jóvenes graduados de la Escuela Taller del Centro Histórico de La Habana está dedicada a la recuperación, reparación y limpieza de las lámparas, figuras de bronce y otros ornamentos que engalanan los salones de la institución.
La restauración del Capitolio Nacional es la obra de mayor envergadura que acomete la Oficina del Historiador de La Habana como parte de una estrategia largo plazo que comprende rescatar edificios y sitios patrimoniales, centros culturales e instalaciones históricas dedicadas al turismo en la capital.
En el plan se incluye la rehabilitación de lugares y monumentos como el Paseo del Prado, que está sometido a una reconstrucción integral; la escultura del Cristo de La Habana, reabierta al público el pasado enero; y el famoso bar Sloppy Joe's, que quedó abierto al público este mes luego de años de cuidadosa recuperación.
Inaugurado en 1929, el Capitolio Nacional fue la sede del Congreso de la república cubana hasta la llegada al poder de Fidel Castro en 1959. La instalación sirvió como sede de la Academia de Ciencias y el Ministerio de Ciencia, Teconología Y Medio Ambiente (CITMA) hasta que fue desalojada para emprender su rescate tras años de deterioro constructivo y abandono de sus áreas exteriores.
Fue declarado Monumento Nacional el 15 de noviembre del 2010. Ese mismo año cerró sus puertas al público a la espera de ser reconstruido.
Actualización: Días después de aparecer esta información de CaféFuerte, reproducida en inglés por Havana Times, corresponsales extranjeros radicados en La Habana transmitieron varios despachos sobre la rehabilitación del Capitolio con declaraciones añadidas de Eusebio Leal sobre la posibilidad de que la institución vuelva a acoger al Parlamento cubano, cinco décadas después de destituido el Congreso de la República. La Oficina del Historiador de La Habana dio también un estimado de las obras en 150 millones de pesos cubanos (unos $6.25 millones de dólares), pero la magnitud de las reparaciones indica que el monto será mucho más elevado.
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El Capitolio Nacional retomará sus funciones de sede del Parlamento nacional
Luego de una impresionante reparación capital, liderada por la Oficina del Historiador de la Ciudad, el Capitolio Nacional retomará sus funciones de sede del Parlamento nacional...
Quienes transitan por el histórico Paseo del Prado de La Habana apuntan su mirada curiosa hacia el Capitolio Nacional. No únicamente por la majestuosidad de su fachada, sostenida en columnas al estilo neoclásico, o la imponente cúpula de casi cien metros de altura, que durante años han reverenciado pobladores y forasteros.
Lo que sorprende e intriga, hasta al menos curioso, es el entresijo de andamios de hierro que recubre la monumental edificación, así como el despliegue de trabajadores que, desafiando al vértigo, escalan hasta lo más alto de la aguja de la cúpula para devolverle al Capitolio el esplendor de sus primeros años.
La restauración del ícono citadino, considerado el segundo punto más alto de la capital, está a cargo de varias entidades pertenecientes a la Oficina del Historiador de La Habana.
Motivados por conocer más detalles sobre el ambicioso proyecto, que despierta tanto asombro como interrogantes, JR dialogó con el Doctor Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad, quien define la obra como “la restauración de una memoria”.
“El Capitolio es un monumento nacional. Lo fue y lo ha sido desde el momento de su construcción, como obra que se realizó en un tiempo récord, en la cual se emplearon los más preciosos materiales de Cuba y del mundo, y que se convirtió en un símbolo de la República ideal”, dijo.
Leal recordó que la gran obra constructiva comenzó en 1927 y concluyó en 1931, aun cuando fue inaugurado en 1929 en el Salón de los Pasos Perdidos, ya entonces terminado.
—¿Qué nivel de deterioro constructivo tiene la edificación?
El Capitolio a lo largo de los años ha sufrido las condiciones propias del clima tropical de Cuba. La cúpula, por ejemplo, es lo suficientemente alta como para recibir la salinidad del mar, además de los vientos del norte y huracanes.
“Con el tiempo dejaron de funcionar prácticamente todos los bajantes pluviales por tupiciones en las azoteas, y las filtraciones dañaron lugares que jamás debieron haber sido dañados, como los grandes salones.
“No funcionaba el sistema de pararrayos, un peligro espantoso. Se retiraron de los techos pesados equipos de ascensores desmontados, y que estaban además en estado grande de deterioro.
“Patios enteros estaban cubiertos con placas de hormigón, que se fundieron para evitar la entrada de agua, ante la imposibilidad en su momento de dar otras soluciones más adecuadas. Todo eso ha sido demolido. Debajo de la escalinata también había serios problemas estructurales por utilizarla para bajar grandes pesos.
“El deterioro viene dado, en parte, por los diversos usos que se le dio a la edificación. Después de ser Cámara y Senado, se convirtió en Museo, y hubo que realizar grandes adaptaciones espaciales; aunque me consta que Antonio Núñez Jiménez se preocupó mucho para no dañarlo. Pero inevitablemente el cambio de uso de un edificio, creado con una determinada función, modifica, quiérase o no, el ambiente interior.
“Posteriormente fue la sede del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) y de la Academia de Ciencias. Todo esto reporta daños inevitables: hay que crear nuevas bibliotecas para otra finalidad, cientos de trabajadores tienen que instalarse, hay que cocinar…
“Otro problema fue la dispersión de objetos, fundamentalmente del mobiliario, que viajaron por toda Cuba, por distintos departamentos y dependencias de la Academia y del Citma”.
—Desde hace dos años aproximadamente el Capitolio cerró las puertas al público. Pero no es hasta hace pocas semanas que comienzan a hacerse evidentes hacia el exterior las labores de rescate y salvaguarda. ¿Por qué la demora?
Algunas cosas se estuvieron haciendo, aunque desde afuera no se veían. Otras han demorado porque la restauración es muy complicada. Tan complicada como la construcción misma.
“Trabajar en el Capitolio no es igual que hacerlo en cualquier obra constructiva. Es diferente por completo, porque la arquitectura republicana no es igual a la colonial, estructuralmente.
“Allí se emplean otras piedras, como la de Capellanía, que es distinta a la de Jaimanita, que se usa en La Habana colonial. La piedra de Capellanía es casi blanca, preciosa, la misma que se utilizó en el Palacio Presidencial, hoy sede del Museo de la Revolución. Pero es muy susceptible a la climatología de Cuba.
“Se están empleando nuevas tecnologías para no emplear ninguna técnica o productos abrasivos, sino orgánicos, en la limpieza de esas piedras. Se implantan una especie de moldes, y cuando se retiran ya se van con toda la suciedad y dejan la piedra inmaculada, con los poros abiertos.
“Tenemos también un problema ambiental complejo: los murciélagos. Se ha creado un sistema de bajas frecuencias para que ellos vayan a otros recintos, sin dañarlos.
“El trabajo está avanzado. Se puede ver que está cubierta hasta la aguja con los andamios, para dar seguridad a los restauradores que tienen que estar subiendo y bajando. Hay un comité técnico que estudia las partes estructurales, que se reúne cada semana sobre el terreno para analizar cada aspecto de la obra, tratando que sea a la vez lo más cuidadoso y lo más rápido posible”.
—¿Cuál es el monto aproximado de este proyecto? ¿Cuándo se prevé que culmine?
No puedo adelantar ahora un presupuesto económico porque estamos consolidando el presupuesto de cada sección por separado. La cúpula, por ejemplo, es un objeto de obra que debe tener, por su naturaleza, un presupuesto propio. Y así pasa con las pinturas, los bronces…
“Llevamos dos años. Posiblemente nos queden tres más de trabajo. Es decir, podríamos demorarnos cinco años, un tiempo similar al que se empleó en la construcción”.
—¿El financiamiento corre únicamente a cuenta de la Oficina del Historiador?
Es la nación la que hace las obras. Nosotros somos los fieles ejecutores de una voluntad política y de una determinación nacional en cuanto a la preservación de la memoria histórica de Cuba, no solamente en el Capitolio sino en todos los monumentos, edificios y sitios patrimoniales.
—¿Con anterioridad este edificio había sido sometido a alguna rehabilitación similar?
Se hicieron trabajos de conservación en distintas épocas. En mérito a la verdad, la fallecida Doctora Rosa Elena Simeón tuvo una preocupación permanente por eso, y creó una brigada con hombres expertos que trabajaron para contener el deterioro y evitar, en lo posible, daños mayores. Pero nunca fue con semejante envergadura.
—El Capitolio se levantó con el objetivo de instalar al legislativo en la seudorepública. Pero luego del triunfo de la Revolución se destinó a otras funciones, que usted ya mencionó. ¿Por qué ahora, luego de su remozamiento, volverá a acoger al Parlamento del país?
La voluntad del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz, ha sido la restauración del monumento. En el acto de clausura en la sesión de constitución correspondiente a la VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el Presidente comentó a los diputados: que un día habría que regresar al Capitolio.
“Esto quiere decir que hay que hacer una gran labor, para que sea restituido hasta el más mínimo detalle de la obra constructiva. Una orden suya implicó recoger en todo el país todas las sillas, las mesas, objetos que estaban en otro lugar y con otros usos.
“Se están restaurando salones y hemiciclos que serán utilizados en funciones parlamentarias, aunque en la actualidad el Parlamento nuestro es mucho mayor, y lógicamente las capacidades de las salas no lo permiten de la misma forma que antes. Pero se podrán usar en múltiples funciones protocolares y también en reuniones que pueden realizarse a distintas escalas.
“Mucho se ha discutido si el Capitolio se parece demasiado al de Estados Unidos. Esas comparaciones siempre son fallidas, porque cuando miras al de Washington y al cubano, es como un huevo a una castaña. La cúpula es diferente, las dimensiones son distintas…
“Lo que pasa es que todos los congresos y capitolios en cualquier parte del mundo, desde París hasta Buenos Aires o Montevideo, tienen una relación y una implicación estilística que marcan sus funciones y lo que se quiere decir simbólicamente.
“Por otra parte, los edificios no son culpables de lo que ocurre en ellos. Si no habría que empezar a demolerlo todo, porque seríamos incompatibles con los fantasmas que a cada momento brotan del pasado. Y no se puede luchar permanentemente contra los fantasmas. Hay un momento en el que se hace un punto final y se comienza la historia.
“Y pienso que estamos en ese momento, y que lo que se está haciendo pone a prueba también la formación que se les ha dado a cientos de restauradores que ahora están poniendo en práctica sus artes, ya sea para las pinturas murales, los mármoles, para todo”.
—¿Una vez que la edificación acoja al Parlamento cubano, estará cerrada al público?
No, al contrario. En todas partes del mundo estos grandes edificios, de esta significación, se abren a determinadas horas, se pueden visitar determinados salones, bibliotecas… No se excluye que existan áreas donde se puedan observar y exponer objetos de gran valor histórico ligados a la memoria de la nación.
—¿En qué medida las obras de restauración de la Oficina del Historiador, y esta en particular, están en sintonía con las nuevas fórmulas de gestión económica que está viviendo el país?
Laboran en la obra muchos trabajadores por cuenta propia que se han contratado, en determinadas materias. Pero fundamentalmente hay que decir que la Empresa de Restauración y Escuela Taller del Centro Histórico de La Habana son determinantes, pues se dedican a la recuperación de pinturas murales, mármoles, lámparas, figuras de bronce y otros ornamentos y alegorías.
—¿Podemos afirmar que estamos ante uno de los proyectos más ambiciosos de la Oficina del Historiador?
Sí, pero no es solo ese. Hay que verlo dentro de un contexto de obras grandes, como por ejemplo la restauración de los monumentos públicos, como el de los generales Calixto García, Antonio Maceo y Máximo Gómez, o el de las víctimas del Maine.
“Se está trabajando en la línea del Malecón y se han restaurado todo el pavimento, el arbolado y las lámparas del Prado. También se rescató recientemente el rectorado de la Universidad de La Habana, y hay 80 jóvenes graduados de la Escuela Taller que están trabajando en el cementerio monumental de La Habana, Cristóbal Colón.
“En la Avenida del Puerto puede verse la cámara de rejas, una especie de caja de cristal que marca el comienzo de esa avenida, y al final de la misma los grandes muelles, donde también se han comenzado las obras. Se puede mencionar, además, el castillo de Atarés. Allí ya están haciéndose las demoliciones y están los arqueólogos trabajando.
“Son numerosas obras, y una de las más importantes y trascendentales es el sistema de soterrado de las redes del Centro Histórico, que nos puso en crisis momentáneamente el año pasado, y que provocó varias fallas eléctricas.
“Lo que hemos hecho allí es una compatibilización de todos los organismos, por decisión también del Estado, para introducir las redes de agua, alcantarillado, gas, electricidad, telefonía y fibra óptica al mismo tiempo. Y después la repavimentación”.
—¿Qué cree que distingue la labor de rescate y salvaguarda que realiza la Oficina del Historiador con respecto a otras similares en el mundo?
En el caso del Capitolio, sería análogo a lo que se hace en el resto del mundo. Quizá la gran singularidad que tiene este proceso es que el país no solamente tenga la voluntad política de hacerlo, sino que también materialice esa voluntad, dentro de las condicionantes económicas mundiales y particularmente las de Cuba.
“Nuestra labor de restauración en general sí se ha caracterizado y ha marcado diferencias con otros proyectos en el mundo por su carácter social, por la creación de puestos de trabajo y la vinculación con las necesidades urgentes de la comunidad.
“También se distingue por dedicar una parte de sus recursos —generados en el Centro Histórico, o aportados por el Estado de forma directa— para proyectos que tienen que ver con la minusvalía, la ancianidad, la discapacidad, la educación en las artes y oficios y que han motivado que la Unesco defina el proyecto de restauración del Centro Histórico como una “experiencia singular”.
“Muchos se preguntarán si esto es necesario, si es primero la industria o la poesía, el pan o la historia. Pero la realidad objetiva es que lo uno es tan necesario como lo otro. Sin ese pan de espíritu, sin esas raíces, sin esa preservación de la memoria social, nada seríamos, más que criaturas consumistas”.
CUBAHORA
Quienes transitan por el histórico Paseo del Prado de La Habana apuntan su mirada curiosa hacia el Capitolio Nacional. No únicamente por la majestuosidad de su fachada, sostenida en columnas al estilo neoclásico, o la imponente cúpula de casi cien metros de altura, que durante años han reverenciado pobladores y forasteros.
Lo que sorprende e intriga, hasta al menos curioso, es el entresijo de andamios de hierro que recubre la monumental edificación, así como el despliegue de trabajadores que, desafiando al vértigo, escalan hasta lo más alto de la aguja de la cúpula para devolverle al Capitolio el esplendor de sus primeros años.
La restauración del ícono citadino, considerado el segundo punto más alto de la capital, está a cargo de varias entidades pertenecientes a la Oficina del Historiador de La Habana.
Motivados por conocer más detalles sobre el ambicioso proyecto, que despierta tanto asombro como interrogantes, JR dialogó con el Doctor Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad, quien define la obra como “la restauración de una memoria”.
“El Capitolio es un monumento nacional. Lo fue y lo ha sido desde el momento de su construcción, como obra que se realizó en un tiempo récord, en la cual se emplearon los más preciosos materiales de Cuba y del mundo, y que se convirtió en un símbolo de la República ideal”, dijo.
Leal recordó que la gran obra constructiva comenzó en 1927 y concluyó en 1931, aun cuando fue inaugurado en 1929 en el Salón de los Pasos Perdidos, ya entonces terminado.
—¿Qué nivel de deterioro constructivo tiene la edificación?
El Capitolio a lo largo de los años ha sufrido las condiciones propias del clima tropical de Cuba. La cúpula, por ejemplo, es lo suficientemente alta como para recibir la salinidad del mar, además de los vientos del norte y huracanes.
“Con el tiempo dejaron de funcionar prácticamente todos los bajantes pluviales por tupiciones en las azoteas, y las filtraciones dañaron lugares que jamás debieron haber sido dañados, como los grandes salones.
“No funcionaba el sistema de pararrayos, un peligro espantoso. Se retiraron de los techos pesados equipos de ascensores desmontados, y que estaban además en estado grande de deterioro.
“Patios enteros estaban cubiertos con placas de hormigón, que se fundieron para evitar la entrada de agua, ante la imposibilidad en su momento de dar otras soluciones más adecuadas. Todo eso ha sido demolido. Debajo de la escalinata también había serios problemas estructurales por utilizarla para bajar grandes pesos.
“El deterioro viene dado, en parte, por los diversos usos que se le dio a la edificación. Después de ser Cámara y Senado, se convirtió en Museo, y hubo que realizar grandes adaptaciones espaciales; aunque me consta que Antonio Núñez Jiménez se preocupó mucho para no dañarlo. Pero inevitablemente el cambio de uso de un edificio, creado con una determinada función, modifica, quiérase o no, el ambiente interior.
“Posteriormente fue la sede del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) y de la Academia de Ciencias. Todo esto reporta daños inevitables: hay que crear nuevas bibliotecas para otra finalidad, cientos de trabajadores tienen que instalarse, hay que cocinar…
“Otro problema fue la dispersión de objetos, fundamentalmente del mobiliario, que viajaron por toda Cuba, por distintos departamentos y dependencias de la Academia y del Citma”.
—Desde hace dos años aproximadamente el Capitolio cerró las puertas al público. Pero no es hasta hace pocas semanas que comienzan a hacerse evidentes hacia el exterior las labores de rescate y salvaguarda. ¿Por qué la demora?
Algunas cosas se estuvieron haciendo, aunque desde afuera no se veían. Otras han demorado porque la restauración es muy complicada. Tan complicada como la construcción misma.
“Trabajar en el Capitolio no es igual que hacerlo en cualquier obra constructiva. Es diferente por completo, porque la arquitectura republicana no es igual a la colonial, estructuralmente.
“Allí se emplean otras piedras, como la de Capellanía, que es distinta a la de Jaimanita, que se usa en La Habana colonial. La piedra de Capellanía es casi blanca, preciosa, la misma que se utilizó en el Palacio Presidencial, hoy sede del Museo de la Revolución. Pero es muy susceptible a la climatología de Cuba.
“Se están empleando nuevas tecnologías para no emplear ninguna técnica o productos abrasivos, sino orgánicos, en la limpieza de esas piedras. Se implantan una especie de moldes, y cuando se retiran ya se van con toda la suciedad y dejan la piedra inmaculada, con los poros abiertos.
“Tenemos también un problema ambiental complejo: los murciélagos. Se ha creado un sistema de bajas frecuencias para que ellos vayan a otros recintos, sin dañarlos.
“El trabajo está avanzado. Se puede ver que está cubierta hasta la aguja con los andamios, para dar seguridad a los restauradores que tienen que estar subiendo y bajando. Hay un comité técnico que estudia las partes estructurales, que se reúne cada semana sobre el terreno para analizar cada aspecto de la obra, tratando que sea a la vez lo más cuidadoso y lo más rápido posible”.
—¿Cuál es el monto aproximado de este proyecto? ¿Cuándo se prevé que culmine?
No puedo adelantar ahora un presupuesto económico porque estamos consolidando el presupuesto de cada sección por separado. La cúpula, por ejemplo, es un objeto de obra que debe tener, por su naturaleza, un presupuesto propio. Y así pasa con las pinturas, los bronces…
“Llevamos dos años. Posiblemente nos queden tres más de trabajo. Es decir, podríamos demorarnos cinco años, un tiempo similar al que se empleó en la construcción”.
—¿El financiamiento corre únicamente a cuenta de la Oficina del Historiador?
Es la nación la que hace las obras. Nosotros somos los fieles ejecutores de una voluntad política y de una determinación nacional en cuanto a la preservación de la memoria histórica de Cuba, no solamente en el Capitolio sino en todos los monumentos, edificios y sitios patrimoniales.
—¿Con anterioridad este edificio había sido sometido a alguna rehabilitación similar?
Se hicieron trabajos de conservación en distintas épocas. En mérito a la verdad, la fallecida Doctora Rosa Elena Simeón tuvo una preocupación permanente por eso, y creó una brigada con hombres expertos que trabajaron para contener el deterioro y evitar, en lo posible, daños mayores. Pero nunca fue con semejante envergadura.
—El Capitolio se levantó con el objetivo de instalar al legislativo en la seudorepública. Pero luego del triunfo de la Revolución se destinó a otras funciones, que usted ya mencionó. ¿Por qué ahora, luego de su remozamiento, volverá a acoger al Parlamento del país?
La voluntad del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz, ha sido la restauración del monumento. En el acto de clausura en la sesión de constitución correspondiente a la VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el Presidente comentó a los diputados: que un día habría que regresar al Capitolio.
“Esto quiere decir que hay que hacer una gran labor, para que sea restituido hasta el más mínimo detalle de la obra constructiva. Una orden suya implicó recoger en todo el país todas las sillas, las mesas, objetos que estaban en otro lugar y con otros usos.
“Se están restaurando salones y hemiciclos que serán utilizados en funciones parlamentarias, aunque en la actualidad el Parlamento nuestro es mucho mayor, y lógicamente las capacidades de las salas no lo permiten de la misma forma que antes. Pero se podrán usar en múltiples funciones protocolares y también en reuniones que pueden realizarse a distintas escalas.
“Mucho se ha discutido si el Capitolio se parece demasiado al de Estados Unidos. Esas comparaciones siempre son fallidas, porque cuando miras al de Washington y al cubano, es como un huevo a una castaña. La cúpula es diferente, las dimensiones son distintas…
“Lo que pasa es que todos los congresos y capitolios en cualquier parte del mundo, desde París hasta Buenos Aires o Montevideo, tienen una relación y una implicación estilística que marcan sus funciones y lo que se quiere decir simbólicamente.
“Por otra parte, los edificios no son culpables de lo que ocurre en ellos. Si no habría que empezar a demolerlo todo, porque seríamos incompatibles con los fantasmas que a cada momento brotan del pasado. Y no se puede luchar permanentemente contra los fantasmas. Hay un momento en el que se hace un punto final y se comienza la historia.
“Y pienso que estamos en ese momento, y que lo que se está haciendo pone a prueba también la formación que se les ha dado a cientos de restauradores que ahora están poniendo en práctica sus artes, ya sea para las pinturas murales, los mármoles, para todo”.
—¿Una vez que la edificación acoja al Parlamento cubano, estará cerrada al público?
No, al contrario. En todas partes del mundo estos grandes edificios, de esta significación, se abren a determinadas horas, se pueden visitar determinados salones, bibliotecas… No se excluye que existan áreas donde se puedan observar y exponer objetos de gran valor histórico ligados a la memoria de la nación.
—¿En qué medida las obras de restauración de la Oficina del Historiador, y esta en particular, están en sintonía con las nuevas fórmulas de gestión económica que está viviendo el país?
Laboran en la obra muchos trabajadores por cuenta propia que se han contratado, en determinadas materias. Pero fundamentalmente hay que decir que la Empresa de Restauración y Escuela Taller del Centro Histórico de La Habana son determinantes, pues se dedican a la recuperación de pinturas murales, mármoles, lámparas, figuras de bronce y otros ornamentos y alegorías.
—¿Podemos afirmar que estamos ante uno de los proyectos más ambiciosos de la Oficina del Historiador?
Sí, pero no es solo ese. Hay que verlo dentro de un contexto de obras grandes, como por ejemplo la restauración de los monumentos públicos, como el de los generales Calixto García, Antonio Maceo y Máximo Gómez, o el de las víctimas del Maine.
“Se está trabajando en la línea del Malecón y se han restaurado todo el pavimento, el arbolado y las lámparas del Prado. También se rescató recientemente el rectorado de la Universidad de La Habana, y hay 80 jóvenes graduados de la Escuela Taller que están trabajando en el cementerio monumental de La Habana, Cristóbal Colón.
“En la Avenida del Puerto puede verse la cámara de rejas, una especie de caja de cristal que marca el comienzo de esa avenida, y al final de la misma los grandes muelles, donde también se han comenzado las obras. Se puede mencionar, además, el castillo de Atarés. Allí ya están haciéndose las demoliciones y están los arqueólogos trabajando.
“Son numerosas obras, y una de las más importantes y trascendentales es el sistema de soterrado de las redes del Centro Histórico, que nos puso en crisis momentáneamente el año pasado, y que provocó varias fallas eléctricas.
“Lo que hemos hecho allí es una compatibilización de todos los organismos, por decisión también del Estado, para introducir las redes de agua, alcantarillado, gas, electricidad, telefonía y fibra óptica al mismo tiempo. Y después la repavimentación”.
—¿Qué cree que distingue la labor de rescate y salvaguarda que realiza la Oficina del Historiador con respecto a otras similares en el mundo?
En el caso del Capitolio, sería análogo a lo que se hace en el resto del mundo. Quizá la gran singularidad que tiene este proceso es que el país no solamente tenga la voluntad política de hacerlo, sino que también materialice esa voluntad, dentro de las condicionantes económicas mundiales y particularmente las de Cuba.
“Nuestra labor de restauración en general sí se ha caracterizado y ha marcado diferencias con otros proyectos en el mundo por su carácter social, por la creación de puestos de trabajo y la vinculación con las necesidades urgentes de la comunidad.
“También se distingue por dedicar una parte de sus recursos —generados en el Centro Histórico, o aportados por el Estado de forma directa— para proyectos que tienen que ver con la minusvalía, la ancianidad, la discapacidad, la educación en las artes y oficios y que han motivado que la Unesco defina el proyecto de restauración del Centro Histórico como una “experiencia singular”.
“Muchos se preguntarán si esto es necesario, si es primero la industria o la poesía, el pan o la historia. Pero la realidad objetiva es que lo uno es tan necesario como lo otro. Sin ese pan de espíritu, sin esas raíces, sin esa preservación de la memoria social, nada seríamos, más que criaturas consumistas”.
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Re: La restauracion del..Cupolon..
Renuevan El Capitolio de La Habana
LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -Tras décadas de abandono y maltratos, El Capitolio, antigua sede del Congreso de la República, ha cerrado para reparaciones.
Eusebio Leal, Historiador de La Habana, afirma:
“El Capitolio es un Monumento Nacional. Lo fue y lo ha sido desde el momento de su construcción… a lo largo de los años ha sufrido las condiciones propias del clima tropical de Cuba. La cúpula, por ejemplo es lo suficientemente alta como para recibir la salinidad del mar, además de los vientos del norte y huracanes. Con el tiempo, dejaron de funcionar prácticamente todos los bajantes pluviales por tupiciones en las azoteas y las filtraciones dañaron lugares que jamás debieron haber sido dañados. No funcionaba el sistema de pararrayos: un peligro espantoso”.
Tanto o más espantoso que las tormentas eléctricas, es el abandono sufrido por el Capitolio. Según el inventario de calamidades que hace Leal, “patios enteros estaban cubiertos de placas de hormigón que se fundieron para evitar la entrada de agua ante la imposibilidad en su momento de dar otras soluciones más adecuadas. Todo ha sido demolido. Debajo de la escalinata también había serios problemas estructurales por utilizarla para bajar grandes pesos. El deterioro viene dado, en parte, por los diversos usos que se le dio a la edificación. Después de ser Cámara y Senado [hasta 1958] se convirtió en museo y hubo que realizar grandes adaptaciones […] Inevitablemente, el cambio de uso de un edificio, creado con una determinada función, modifica, quiérase o no, el ambiente interior…Todo esto reporta daños inevitables” (1).
El menoscabo del Capitolio comenzó en 1959, con el triunfo castrista, que desdeñó el ícono nacional como representación del pasado. Otra edificación emblemática, el Palacio Presidencial, ubicada cerca del Capitolio, también está en reparación, por parecidas causas de deterioro. Perdió su función independiente y se recicló como Museo.
Eusebio Leal cuenta que Raúl Castro “había comentado ante los diputados a la Asamblea Nacional que algún día habría que regresar al Capitolio”. ¿Será retomado como símbolo nacional? Si así fuese, no bastaría. ¿Devolverán también su vigencia a la Constitución del 40? ¿Se restablecerá el poder Legislativo con sus dos cámaras en sus respectivos hemiciclos? ¿Y los poderes Judicial y Ejecutivo?
De no ser así, el traslado de la unicameral Asamblea Nacional al Capitolio solo cubriría apariencias, además de servir como atractivo turístico para captar divisas.
El Capitolio Nacional, joya patrimonial, ha trascendido épocas. Trascenderá incluso la actual etapa del gobierno más largo de la historia republicana. Su reconstrucción salvadora, antes que se desplome como tantos otros palacios coloniales y edificios patrimoniales, merece sinceros aplausos. Los gobiernos pasan, las obras quedan.
Nota de:
(1) Diario Juventud Rebelde, La Habana, 30-06-13.
LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -Tras décadas de abandono y maltratos, El Capitolio, antigua sede del Congreso de la República, ha cerrado para reparaciones.
Eusebio Leal, Historiador de La Habana, afirma:
“El Capitolio es un Monumento Nacional. Lo fue y lo ha sido desde el momento de su construcción… a lo largo de los años ha sufrido las condiciones propias del clima tropical de Cuba. La cúpula, por ejemplo es lo suficientemente alta como para recibir la salinidad del mar, además de los vientos del norte y huracanes. Con el tiempo, dejaron de funcionar prácticamente todos los bajantes pluviales por tupiciones en las azoteas y las filtraciones dañaron lugares que jamás debieron haber sido dañados. No funcionaba el sistema de pararrayos: un peligro espantoso”.
Tanto o más espantoso que las tormentas eléctricas, es el abandono sufrido por el Capitolio. Según el inventario de calamidades que hace Leal, “patios enteros estaban cubiertos de placas de hormigón que se fundieron para evitar la entrada de agua ante la imposibilidad en su momento de dar otras soluciones más adecuadas. Todo ha sido demolido. Debajo de la escalinata también había serios problemas estructurales por utilizarla para bajar grandes pesos. El deterioro viene dado, en parte, por los diversos usos que se le dio a la edificación. Después de ser Cámara y Senado [hasta 1958] se convirtió en museo y hubo que realizar grandes adaptaciones […] Inevitablemente, el cambio de uso de un edificio, creado con una determinada función, modifica, quiérase o no, el ambiente interior…Todo esto reporta daños inevitables” (1).
El menoscabo del Capitolio comenzó en 1959, con el triunfo castrista, que desdeñó el ícono nacional como representación del pasado. Otra edificación emblemática, el Palacio Presidencial, ubicada cerca del Capitolio, también está en reparación, por parecidas causas de deterioro. Perdió su función independiente y se recicló como Museo.
Eusebio Leal cuenta que Raúl Castro “había comentado ante los diputados a la Asamblea Nacional que algún día habría que regresar al Capitolio”. ¿Será retomado como símbolo nacional? Si así fuese, no bastaría. ¿Devolverán también su vigencia a la Constitución del 40? ¿Se restablecerá el poder Legislativo con sus dos cámaras en sus respectivos hemiciclos? ¿Y los poderes Judicial y Ejecutivo?
De no ser así, el traslado de la unicameral Asamblea Nacional al Capitolio solo cubriría apariencias, además de servir como atractivo turístico para captar divisas.
El Capitolio Nacional, joya patrimonial, ha trascendido épocas. Trascenderá incluso la actual etapa del gobierno más largo de la historia republicana. Su reconstrucción salvadora, antes que se desplome como tantos otros palacios coloniales y edificios patrimoniales, merece sinceros aplausos. Los gobiernos pasan, las obras quedan.
Nota de:
(1) Diario Juventud Rebelde, La Habana, 30-06-13.
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