Matanzas

Matanzas Tierra yumurina, Ciudad de los Puentes, son algunos de los sobrenombres que identifican a una de las más antiguas urbes de Cuba: esta entre las regiones cubanas con más bellezas naturales.




Se dice que el nombre tuvo su origen en la matanza de españoles a mano de indios y, viceversa, o que se derivó del sacrificio de reses y cerdos para el intercambio con bucaneros y piratas, al decir del historiador matancero Arnaldo Jiménez de la Cal. No obstante, Jiménez se inclina por las crónicas de Padre Fray Bartolomé de Las Casas, según las cuales en 1509, en la bahía bautizada por los indocubanos como Guanima, los aborígenes atacaron a varios españoles que transitaban en canoa por aquellas aguas.
Fue en 1513 que la Ensenada de Guanima adoptó el nombre de Matanzas; en 1541 el cartógrafo italiano G. Benzoni ubicó el Portus Matansas en su mapa de Cuba, y al fundarse la ciudad en octubre de 1693, se llamó San Carlos y San Severino de Matanzas, oficializándose el sitio señalado por Las casas como el lugar de "la matanza".
Hasta mediados del siglo XIX, aquel territorio mantuvo un notable atraso y fue el desarrollo de la producción de azúcar, el que marcó su punto de despegue. La posterior construcción del ferrocarril, impulsó la expansión azucarera de la región, la cual llegó a producir el 50 por ciento del dulce de toda la isla.
Se dio entonces allí, como en ninguna otra parte del país, una marcada división entre un pequeño grupo de latifundistas y una enorme masa de esclavos que vivían en la más espantosa miseria, según refiere la historia del lugar.
El desarrollo económico trajo aparejado un amplio auge cultural, cuyo origen puede señalarse en la instalación de la imprenta en 1813, mientras en 1828 aparecía el importante periódico La Aurora. Matanzas fue también sede de las famosas tertulias de Domingo del Monte. En 1839 se fundó la Cátedra de Filosofía y comenzaron a impartirse estudios superiores en la ciudad. Al año siguiente se creó el colegio La Empresa, en cuyas aulas impartieron clases prestigiosos intelectuales como Cirilo Villaverde, autor de la inmortal "Cecilia Valdés" y más acá en la historia el joven José Antonio Echeverría.
José Jacinto Milanés, Gabriel de la Concepción Valdés (Plácido), y Miguel Teurbe Tolón, fueron los máximos exponentes del quehacer patriótico e intelectual matancero en los años 40 del siglo XIX, y ya en la década de los 60 se consideraba que la ciudad alcanzaba su verdadero esplendor económico y cultural.
Fue en esa época que surgió públicamente una nueva denominación para Matanzas: La Atenas de Cuba, en alusión a la capital esclavista de la antigua cultura griega, basada en la dominación de los ilotas o esclavos por sus aristócratas dueños.
Matanzas, hoy ciudad cabecera y municipio de la provincia de igual nombre, levantada a orillas de una hermosa bahía, en la que desembocan tres ríos: Yumurí, San Juan y Canímar y el arroyo Buey Vaca, se ha ganado también el sobrenombre de Ciudad de los Puentes.
Uno de esos enlaces más antiguos es el de San Luis, sobre la corriente fluvial del San Juan, en la parte suroeste de la urbe, inaugurado en noviembre de 1834. Cuando éste desapareció fue construido en su lugar el actual Sánchez Figueras, en homenaje a un general de la Guerra de Independencia.
La Concordia, primera gran obra de ingeniería en la Isla, fue el nombre dado a una gran estructura de hierro, erigida en 1875 y llamada más tarde José Lacret Morlot (un patriota del siglo XIX), el cual tendido sobre el río Yumurí comunica al barrio de Versalles con el centro de la ciudad.
En el San Juan también se levantó en 1899 el Calixto García, en sustitución de otras construcciones similares que habían sido arrasadas por violentas inundaciones originadas por grandes ciclones.
Paralela a éste, para facilitar el transporte de azúcar por vía férrea hacia la bahía, existe una pasarela giratoria. Cuenta igualmente con varios pasos peatonales y hay uno muy antiguo: sobre el río Buey Vaca (en desuso). Se destaca el Antonio Guiteras, "una verdadera mole" extendido por el río Canímar.
Muchos coinciden en que esta ciudad, situada a 100 kilómetros al este de la capital cubana, tiene un aire apacible y una atmósfera poética y arquitectura singular. No pocos la consideran como una de las regiones de Cuba que atesora mayores bellezas naturales: su bahía, la Cueva del Indio, la de Bellamar, una de las más famosas del mundo, el exuberante valle de Yumurí y Varadero, la maravillosa playa de fama mundial.
Sin dudas, la historia y la naturaleza han sido pródigas con Matanzas, desmintiendo la presunta fatalidad echada sobre su futuro, cuando unas 30 familias procedentes de Islas Canarias escogieron un martes 13 de 1693 para fundarla