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El Papa a Kuba dal 19 al 22 settembre
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Re: El Papa a Kuba dal 19 al 22 settembre
Messa in plaza de la revolucion con il Che que Los miraba a todos....che orrore...
albertico- Messaggi : 3204
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Re: El Papa a Kuba dal 19 al 22 settembre
E poi il mosquito che mi sembra il portavoce della santa sede quando invece andrebbe scomunicato ne vogliamo parlare?
albertico- Messaggi : 3204
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Re: El Papa a Kuba dal 19 al 22 settembre
albertico ha scritto:E poi il mosquito che mi sembra il portavoce della santa sede quando invece andrebbe scomunicato ne vogliamo parlare?
mosquito- Admin
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Re: El Papa a Kuba dal 19 al 22 settembre
Parli del diavolo ed escono patas y corna....
albertico- Messaggi : 3204
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Re: El Papa a Kuba dal 19 al 22 settembre
http://www.martinoticias.com/content/papa-dice-no-tener-informacion-arresto-disidentes-cuba/105061.html
El Papa dice no tener información sobre arresto de disidentes en Cuba
El Sumo Pontífice respondió preguntas sobre el embargo, la oposición, su encuentro con Fidel Castro y el verdadero objetivo de su viaje a la isla.
A bordo del avión de Alitalia que condujo al Papa Francisco a Estados Unidos, el pontífice fue interrogado por la prensa sobre varios asuntos relativos a los dos países que visita, y sobre los retos que enfrenta en su pontificado.
A la pregunta de la corresponsal de CNN, Rosa Flores, sobre la situación de los disidentes arrestados durante su visita a Cuba el Papa respondió que no tenía información sobre las detenciones.
“No tuve noticias de los arrestos (…) Estaba claro que yo no habría dado ninguna audiencia privada, no solo a los disidentes, sino también a los demás, incluidos algunos líderes de Estado que habían pedido una. Sé que de la Nunciatura se hicieron llamadas telefónicas a algunos disidentes para decirles que, al llegar a la Catedral de La Habana, los habría saludado con gusto. Saludé a todos, pero nadie se identificó como disidente”, dijo Francisco, según un resumen de la conferencia de prensa publicado en el diario La Stampa.
No tuve noticias de los arrestos (…) Estaba claro que yo no habría dado ninguna audiencia privada, no solo a los disidentes, sino también a los demás, incluidos algunos líderes de Estado que habían pedido una.
Sobre la posibilidad de que la Iglesia Católica pudiera ayudar a los disidentes arrestados en la isla, Francisco eludió responder directamente: “La Iglesia cubana ha trabajado para hacer listas de prisioneros a los que hay que dar el indulto, que se concedió a más de 3000. Hay otros casos que se están estudiando (…)”, aseguró.
Preguntado sobre el embargo, y si hablaría en el Congreso de EEUU sobre el tema, Francisco dijo que el tema era parte de las negociaciones entre Estados Unidos y Cuba: “Los dos presidentes han hablado; espero que se llegue a un acuerdo que satisfaga a ambas partes”, indicó, según un resumen de la conferencia de prensa publicado en el diario La Stampa.
Sin embargo, el papa aseguró que no aludiría al tema en el Congreso de manera específica, sino que hablaría en general sobre el progreso en las negociaciones entre ambas naciones para restablecer las relaciones diplomáticas.
Acerca de su encuentro con Fidel Castro, y si parecía arrepentido por haber hecho sufrir a los católicos durante su gobierno, el pontífice dijo que el “arrepentimiento es algo muy íntimo, de conciencia”, y que durante el encuentro hablaron de los jesuitas y de su encíclica “Laudato si”.
A la sugerencia de que las tres visitas papales a Cuba en menos de dos décadas se debiera a que la isla padeciese alguna “enfermedad”, Francisco aclaró que decidió ir primero a Cuba y luego seguir a EEUU, no porque la isla tenga “males especiales que no tienen otros países”.
A la sugerencia de quehabía sido más suave con el sistema comunista luego de haber sido tan crítico con los sistemas capitalistas, el Papa recordó que en los discursos en Cuba hizo alusión directa a la doctrina social de la Iglesia, y a que en la isla había cosas que corregir: “Aquí en Cuba el viaje era pastoral, mis intervenciones fueron homilías. Fue un lenguaje más pastoral, mientras en la encíclica había que tratar cosas más técnicas”, concluyó.
En declaraciones a la prensa a su arribo a Washington DC, el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, confirmó que el Papa no llamó personalmente a ningún disidente durante su visita a Cuba. Mira el video de su declaración:
portavoz Lombardi:
El Papa dice no tener información sobre arresto de disidentes en Cuba
El Sumo Pontífice respondió preguntas sobre el embargo, la oposición, su encuentro con Fidel Castro y el verdadero objetivo de su viaje a la isla.
A bordo del avión de Alitalia que condujo al Papa Francisco a Estados Unidos, el pontífice fue interrogado por la prensa sobre varios asuntos relativos a los dos países que visita, y sobre los retos que enfrenta en su pontificado.
A la pregunta de la corresponsal de CNN, Rosa Flores, sobre la situación de los disidentes arrestados durante su visita a Cuba el Papa respondió que no tenía información sobre las detenciones.
“No tuve noticias de los arrestos (…) Estaba claro que yo no habría dado ninguna audiencia privada, no solo a los disidentes, sino también a los demás, incluidos algunos líderes de Estado que habían pedido una. Sé que de la Nunciatura se hicieron llamadas telefónicas a algunos disidentes para decirles que, al llegar a la Catedral de La Habana, los habría saludado con gusto. Saludé a todos, pero nadie se identificó como disidente”, dijo Francisco, según un resumen de la conferencia de prensa publicado en el diario La Stampa.
No tuve noticias de los arrestos (…) Estaba claro que yo no habría dado ninguna audiencia privada, no solo a los disidentes, sino también a los demás, incluidos algunos líderes de Estado que habían pedido una.
Sobre la posibilidad de que la Iglesia Católica pudiera ayudar a los disidentes arrestados en la isla, Francisco eludió responder directamente: “La Iglesia cubana ha trabajado para hacer listas de prisioneros a los que hay que dar el indulto, que se concedió a más de 3000. Hay otros casos que se están estudiando (…)”, aseguró.
Preguntado sobre el embargo, y si hablaría en el Congreso de EEUU sobre el tema, Francisco dijo que el tema era parte de las negociaciones entre Estados Unidos y Cuba: “Los dos presidentes han hablado; espero que se llegue a un acuerdo que satisfaga a ambas partes”, indicó, según un resumen de la conferencia de prensa publicado en el diario La Stampa.
Sin embargo, el papa aseguró que no aludiría al tema en el Congreso de manera específica, sino que hablaría en general sobre el progreso en las negociaciones entre ambas naciones para restablecer las relaciones diplomáticas.
Acerca de su encuentro con Fidel Castro, y si parecía arrepentido por haber hecho sufrir a los católicos durante su gobierno, el pontífice dijo que el “arrepentimiento es algo muy íntimo, de conciencia”, y que durante el encuentro hablaron de los jesuitas y de su encíclica “Laudato si”.
A la sugerencia de que las tres visitas papales a Cuba en menos de dos décadas se debiera a que la isla padeciese alguna “enfermedad”, Francisco aclaró que decidió ir primero a Cuba y luego seguir a EEUU, no porque la isla tenga “males especiales que no tienen otros países”.
A la sugerencia de quehabía sido más suave con el sistema comunista luego de haber sido tan crítico con los sistemas capitalistas, el Papa recordó que en los discursos en Cuba hizo alusión directa a la doctrina social de la Iglesia, y a que en la isla había cosas que corregir: “Aquí en Cuba el viaje era pastoral, mis intervenciones fueron homilías. Fue un lenguaje más pastoral, mientras en la encíclica había que tratar cosas más técnicas”, concluyó.
En declaraciones a la prensa a su arribo a Washington DC, el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, confirmó que el Papa no llamó personalmente a ningún disidente durante su visita a Cuba. Mira el video de su declaración:
portavoz Lombardi:
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Re: El Papa a Kuba dal 19 al 22 settembre
articulo pre-visita y situacion general
de Perrelli da l'ESPRESSO
Papa Francesco? E' un cubano come noi
L’isola è in fremente attesa per l'arrivo del Pontefice, considerato un fratello per il suo potenziale “rivoluzionario”. Ma soprattutto per aver agevolato il dialogo e il disgelo con gli Stati Uniti. E il 20 settembre parlerà davanti a una gigantografia di Che Guevara, l'altro mito argentino
Sul palco che già domina Plaza de la Revolución all’Avana, davanti a una folla che si prevede intorno al milione di fedeli, il 20 settembre papa Francesco si ritroverà alla sua sinistra la gigantografia stilizzata di Ernesto Che Guevara. Due miti del pantheon argentino, punti di riferimento del Sud del mondo, quasi simbolicamente affiancati nella missione spirituale di Bergoglio che suggella anche il riavvicinamento fra Cuba e Stati Uniti (tappa successiva del Pontefice) spianato proprio dalla diplomazia vaticana.
È la terza volta che un papa visita Cuba. Il muro dell’incomunicabilità fu abbattuto nel 1998 da Giovanni Paolo II che incontrò un Fidel Castro in ambasce dopo il crollo dell’Unione Sovietica e bisognoso di nuovi interlocutori. Nel 2012 fu Benedetto XVI a rilanciare il dialogo con un regime ancora formalmente marxista ma dall’ideologia meno rigida dopo il passaggio dei poteri al pragmatico Raúl. Se il primo viaggio aveva una valenza storica, e il secondo un significato prevalentemente evangelico, l’arrivo di Bergoglio, che dopo la Messa solenne incontrerà Raúl e anche suo fratello Fidel, sta suscitando un fermento che oltrepassa la dimensione apostolica.
Francesco è avvertito come un papa più vicino alla psicologia del popolo cubano. È latinoamericano, è di madre lingua spagnola, è sensibile ai drammi delle periferie del mondo, ha focalizzato l’intervento della Chiesa sulla misericordia e sul soccorso ai poveri, ha mediato con Obama per far uscire Cuba dal ghetto dei Paesi canaglia. «È uno di noi»: frase che si sente ripetere ad ogni angolo alla vigilia dell’evento. Grazie all’empatia del pontefice ma anche alla sua costante ricerca del dialogo che ha ridato all’episcopato cubano una posizione centrale nel dibattito pubblico dopo decenni di ateismo di Stato e di crescita (socialmente tollerata) della santeria, il sincretismo religioso trapiantato dagli schiavi deportati dall’Africa.
Il regista di questa rinascita è Jaime Ortega (79 anni), arcivescovo dell’Avana. Un’autorità morale anche per i non credenti. Fu lui che portò tenacemente avanti la cultura dell’incontro nei decenni bui in cui le chiese venivano chiuse, i preti perseguitati, le festività cattoliche soppresse. Nominato cardinale da Wojtyla, entrò nelle grazie pure di Ratzinger per le attività umanitarie della Chiesa che hanno tenuto in vita il dialogo con il regime dopo il disgelo della prima visita papale. Fino a ottenere nel 2010 la liberazione di 52 detenuti politici.
Ma è con Francesco che il presule cubano ha trovato una piena consonanza. Prima dell’inizio del Conclave, Ortega chiese a Bergoglio gli appunti di un suo intervento alla Congregazione generale incentrato sull’evangelizzazione. Li avrebbe pubblicati su “Palabra Nueva”, l’organo ufficiale dell’arcidiocesi dell’Avana. Una foto dell’epoca ritrae il futuro papa che poggia confidenzialmente le mani sulle spalle del suo grande elettore. «Evangelizzare», fu il commento con cui Ortega motivò la scelta editoriale, «è la ragione di essere della Chiesa che è chiamata ad uscire da se stessa e andare verso le periferie non solo geografiche ma anche esistenziali».
Dopo la nomina, Bergoglio affidò a Ortega missioni nel Salvador e nel Québec. Ma la mediazione più importante è stata quella fra Raúl e Obama. Un negoziato curato personalmente da papa Francesco (candidato al Nobel per la Pace). Che trovò impulso nel maggio scorso nell’incontro in Vaticano con Raúl. A cui il Pontefice donò una copia dell’“Evangelii Gaudium”, la sua esortazione apostolica con le pagine contro “l’economia dell’esclusione e dell’iniquità” che “uccide”. E che, secondo un retroscena, fu sbloccato in autunno da una lettera con proposte di conciliazione inviata da Bergoglio a Ortega. Il cardinale la consegnò subito a Raúl all’Avana. Poi partì per Washington, con il pretesto di una conferenza all’università di Georgetown, e la recapitò in un incontro segreto nelle mani di Obama. “Palabra Nueva”, dopo lo storico accordo del 17 dicembre (ma resistono ancora i nodi dell’embargo e della restituzione della base militare di Guantanamo), si affrettò a invitare i cubani “a non restare prigionieri dei timori e dei rancori generati da mezzo secolo di scontro con gli Usa”.
Evitando la contrapposizione Ortega si espone però alla diffidenza delle “Damas en Blanco” che sfidano ogni domenica il regime sfilando davanti alla chiesa di Santa Rita per chiedere la liberazione dei parenti accusati di attività sovversive. E soprattutto alle critiche degli irriducibili di Miami che accostano la nuova linea del Vaticano alla Teologia della Liberazione.
Nonostante il mezzo secolo di ateismo ufficiale, l’ottanta per cento dei cubani confessa di avere credenze religiose. I cattolici battezzati sono circa sei milioni (più della metà della popolazione). Gli stessi fratelli Castro, prima della svolta marxista seguita alla revolución, avevano studiato in collegi dei salesiani e dei gesuiti. Molti meno, anche se in costante crescita, i praticanti (circa il 20 per cento). Ma la Chiesa cubana, minoritaria nei numeri, è forte per l’impegno di testimonianza e per il dinamismo nel tessuto sociale. Ha anche accettato senza tensioni, pur nella netta distinzione delle fedi, la convivenza con la santeria.
Per superare la proibizione di adorare i santi della tradizione animista, i babalawo (sacerdoti) li trasferirono nell’iconografia cristiana promuovendo una contaminazione che Fidel non ha mai scoraggiato ritenendola, con il suo repertorio di rituali magici e di superstizioni, un’espressione di cultura popolare e creatività musicale (avrebbe dato origine al mambo, alla rumba e alla salsa). Come per le precedenti visite papali, in una città che cerca di nascondere le sacche di fatiscenza (sono state rifatte la facciata della cattedrale e le strade dell’itinerario papale), i santeros daranno il contributo di presenza al grande show. Ribadendo però la loro autonomia. «È esagerato», dice il babalawo Pavel Iglesias, «affermare che le due fedi a volte possono coincidere. Siamo orgogliosi della visita come cubani, ma estranei come uomini di religione».
L’arrivo del Sommo Pontefice (19 e 20 settembre all’Avana, 21 a Holguin e 22 a Santiago, prima della partenza per gli Stati Uniti), accentua il clima di euforia scoppiato dopo la riapertura delle relazioni diplomatiche con gli Stati Uniti. Il popolo cubano è elettrizzato di ritrovarsi al centro della scena dopo tanti anni di emarginazione. Certo, i problemi della quotidianità rimangono in piedi. L’economia, che tenta di imitare il modello di sviluppo vietnamita, all’Avana chiamato socialismo sostenibile, cresce lentamente. I salari rimangono infimi (circa venti dollari al mese), supportati dalle razioni alimentari della libreta che se da un lato richiamano la penuria dei tempi di guerra dall’altro qui vengono paradossalmente rivalutate come un esperimento pilota a cui si starebbero ispirando i Paesi europei nel dibattito sull’assegno di cittadinanza. La doppia valuta - pesos per i salariati e Cuc parificato al dollaro (per turisti e cubani privilegiati) - mantiene i dislivelli sociali. Ma l’esercito dei cuentapropistas (circa 500 mila imprenditori privati) sta già creando consistenti nuclei di borghesia che quest’estate hanno fatto impennare coi loro risparmi anche il turismo interno.
Sono sorte le prime postazioni di wi-fi (tre dollari l’ora) che attirano folle rapite dalla novità, alla caccia febbrile del segnale sugli smartphone. Una banca ha messo per la prima volta a disposizione dei correntisti i servizi online. Il turismo, ormai la prima risorsa del Paese, ha avuto un’impennata del 20 per cento. Dall’inizio dell’anno sono già arrivati 100 mila americani (su oltre due milioni di visitatori) che si concentrano soprattutto nell’hotel Nacional e nei santuari di Ernest Hemingway. Nelle scuole si rafforza l’insegnamento dell’inglese per affrontare al meglio la marea “yanqui” annunciata dal ripristino dei voli diretti e dagli scali delle crociere. Si fa strada anche la sharing economy. Airbnb ha esteso i suoi tentacoli sulle “case particolari” da affittare ai turisti. All’Avana si percepisce un’atmosfera meno trascurata. I bar si sforzano nel decor di imitare Miami. In un Paese dove la gastronomia era l’ultimo pensiero si aprono ristoranti raffinati. Tre grandi chef, l’italiano Massimo Bottura, lo spagnolo Andoni Luis Aduriz e il messicano Enrique Olvera, progettano per dicembre l’inaugurazione in riva al mare di un ritrovo per gourmet.
Washington ha annullato le sanzioni ad alcune aziende straniere che fanno affari con Cuba. Nessuno però si illude che venga revocato presto l’embargo (solo il Congresso americano, in mano ai repubblicani, può cancellarlo) i cui danni secondo l’ultimo rapporto ammonterebbero a circa 100 miliardi di dollari. Fidel (89 anni), che vuol passare alla storia come il custode rigido della revolución, continua a chiedere il risarcimento. Il mito almeno per il regime resta lui, il jefe maximo. Di cui sugli ossequienti media vengono festeggiate anche le ricorrenze insignificanti, come l’iscrizione all’università nel 1945. Raúl (85 anni) ha il compito di portare a compimento la transizione. Per poi, nel 2018, lasciare le redini alla generazione più giovane. Forse al delfino Miguel Diaz Canel (55 anni).
Dalla missione del papa il regime si aspetta un’altra spinta al negoziato sulla revoca dell’embargo. Ma i cubani sanno bene che se nel 2016 la Casa Bianca dovesse essere riconquistata dai repubblicani non basterebbe più il carisma di Bergoglio. Ci vorrebbe un miracolo per porre termine a un castigo che dura da oltre mezzo secolo.
de Perrelli da l'ESPRESSO
Papa Francesco? E' un cubano come noi
L’isola è in fremente attesa per l'arrivo del Pontefice, considerato un fratello per il suo potenziale “rivoluzionario”. Ma soprattutto per aver agevolato il dialogo e il disgelo con gli Stati Uniti. E il 20 settembre parlerà davanti a una gigantografia di Che Guevara, l'altro mito argentino
Sul palco che già domina Plaza de la Revolución all’Avana, davanti a una folla che si prevede intorno al milione di fedeli, il 20 settembre papa Francesco si ritroverà alla sua sinistra la gigantografia stilizzata di Ernesto Che Guevara. Due miti del pantheon argentino, punti di riferimento del Sud del mondo, quasi simbolicamente affiancati nella missione spirituale di Bergoglio che suggella anche il riavvicinamento fra Cuba e Stati Uniti (tappa successiva del Pontefice) spianato proprio dalla diplomazia vaticana.
È la terza volta che un papa visita Cuba. Il muro dell’incomunicabilità fu abbattuto nel 1998 da Giovanni Paolo II che incontrò un Fidel Castro in ambasce dopo il crollo dell’Unione Sovietica e bisognoso di nuovi interlocutori. Nel 2012 fu Benedetto XVI a rilanciare il dialogo con un regime ancora formalmente marxista ma dall’ideologia meno rigida dopo il passaggio dei poteri al pragmatico Raúl. Se il primo viaggio aveva una valenza storica, e il secondo un significato prevalentemente evangelico, l’arrivo di Bergoglio, che dopo la Messa solenne incontrerà Raúl e anche suo fratello Fidel, sta suscitando un fermento che oltrepassa la dimensione apostolica.
Francesco è avvertito come un papa più vicino alla psicologia del popolo cubano. È latinoamericano, è di madre lingua spagnola, è sensibile ai drammi delle periferie del mondo, ha focalizzato l’intervento della Chiesa sulla misericordia e sul soccorso ai poveri, ha mediato con Obama per far uscire Cuba dal ghetto dei Paesi canaglia. «È uno di noi»: frase che si sente ripetere ad ogni angolo alla vigilia dell’evento. Grazie all’empatia del pontefice ma anche alla sua costante ricerca del dialogo che ha ridato all’episcopato cubano una posizione centrale nel dibattito pubblico dopo decenni di ateismo di Stato e di crescita (socialmente tollerata) della santeria, il sincretismo religioso trapiantato dagli schiavi deportati dall’Africa.
Il regista di questa rinascita è Jaime Ortega (79 anni), arcivescovo dell’Avana. Un’autorità morale anche per i non credenti. Fu lui che portò tenacemente avanti la cultura dell’incontro nei decenni bui in cui le chiese venivano chiuse, i preti perseguitati, le festività cattoliche soppresse. Nominato cardinale da Wojtyla, entrò nelle grazie pure di Ratzinger per le attività umanitarie della Chiesa che hanno tenuto in vita il dialogo con il regime dopo il disgelo della prima visita papale. Fino a ottenere nel 2010 la liberazione di 52 detenuti politici.
Ma è con Francesco che il presule cubano ha trovato una piena consonanza. Prima dell’inizio del Conclave, Ortega chiese a Bergoglio gli appunti di un suo intervento alla Congregazione generale incentrato sull’evangelizzazione. Li avrebbe pubblicati su “Palabra Nueva”, l’organo ufficiale dell’arcidiocesi dell’Avana. Una foto dell’epoca ritrae il futuro papa che poggia confidenzialmente le mani sulle spalle del suo grande elettore. «Evangelizzare», fu il commento con cui Ortega motivò la scelta editoriale, «è la ragione di essere della Chiesa che è chiamata ad uscire da se stessa e andare verso le periferie non solo geografiche ma anche esistenziali».
Dopo la nomina, Bergoglio affidò a Ortega missioni nel Salvador e nel Québec. Ma la mediazione più importante è stata quella fra Raúl e Obama. Un negoziato curato personalmente da papa Francesco (candidato al Nobel per la Pace). Che trovò impulso nel maggio scorso nell’incontro in Vaticano con Raúl. A cui il Pontefice donò una copia dell’“Evangelii Gaudium”, la sua esortazione apostolica con le pagine contro “l’economia dell’esclusione e dell’iniquità” che “uccide”. E che, secondo un retroscena, fu sbloccato in autunno da una lettera con proposte di conciliazione inviata da Bergoglio a Ortega. Il cardinale la consegnò subito a Raúl all’Avana. Poi partì per Washington, con il pretesto di una conferenza all’università di Georgetown, e la recapitò in un incontro segreto nelle mani di Obama. “Palabra Nueva”, dopo lo storico accordo del 17 dicembre (ma resistono ancora i nodi dell’embargo e della restituzione della base militare di Guantanamo), si affrettò a invitare i cubani “a non restare prigionieri dei timori e dei rancori generati da mezzo secolo di scontro con gli Usa”.
Evitando la contrapposizione Ortega si espone però alla diffidenza delle “Damas en Blanco” che sfidano ogni domenica il regime sfilando davanti alla chiesa di Santa Rita per chiedere la liberazione dei parenti accusati di attività sovversive. E soprattutto alle critiche degli irriducibili di Miami che accostano la nuova linea del Vaticano alla Teologia della Liberazione.
Nonostante il mezzo secolo di ateismo ufficiale, l’ottanta per cento dei cubani confessa di avere credenze religiose. I cattolici battezzati sono circa sei milioni (più della metà della popolazione). Gli stessi fratelli Castro, prima della svolta marxista seguita alla revolución, avevano studiato in collegi dei salesiani e dei gesuiti. Molti meno, anche se in costante crescita, i praticanti (circa il 20 per cento). Ma la Chiesa cubana, minoritaria nei numeri, è forte per l’impegno di testimonianza e per il dinamismo nel tessuto sociale. Ha anche accettato senza tensioni, pur nella netta distinzione delle fedi, la convivenza con la santeria.
Per superare la proibizione di adorare i santi della tradizione animista, i babalawo (sacerdoti) li trasferirono nell’iconografia cristiana promuovendo una contaminazione che Fidel non ha mai scoraggiato ritenendola, con il suo repertorio di rituali magici e di superstizioni, un’espressione di cultura popolare e creatività musicale (avrebbe dato origine al mambo, alla rumba e alla salsa). Come per le precedenti visite papali, in una città che cerca di nascondere le sacche di fatiscenza (sono state rifatte la facciata della cattedrale e le strade dell’itinerario papale), i santeros daranno il contributo di presenza al grande show. Ribadendo però la loro autonomia. «È esagerato», dice il babalawo Pavel Iglesias, «affermare che le due fedi a volte possono coincidere. Siamo orgogliosi della visita come cubani, ma estranei come uomini di religione».
L’arrivo del Sommo Pontefice (19 e 20 settembre all’Avana, 21 a Holguin e 22 a Santiago, prima della partenza per gli Stati Uniti), accentua il clima di euforia scoppiato dopo la riapertura delle relazioni diplomatiche con gli Stati Uniti. Il popolo cubano è elettrizzato di ritrovarsi al centro della scena dopo tanti anni di emarginazione. Certo, i problemi della quotidianità rimangono in piedi. L’economia, che tenta di imitare il modello di sviluppo vietnamita, all’Avana chiamato socialismo sostenibile, cresce lentamente. I salari rimangono infimi (circa venti dollari al mese), supportati dalle razioni alimentari della libreta che se da un lato richiamano la penuria dei tempi di guerra dall’altro qui vengono paradossalmente rivalutate come un esperimento pilota a cui si starebbero ispirando i Paesi europei nel dibattito sull’assegno di cittadinanza. La doppia valuta - pesos per i salariati e Cuc parificato al dollaro (per turisti e cubani privilegiati) - mantiene i dislivelli sociali. Ma l’esercito dei cuentapropistas (circa 500 mila imprenditori privati) sta già creando consistenti nuclei di borghesia che quest’estate hanno fatto impennare coi loro risparmi anche il turismo interno.
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Washington ha annullato le sanzioni ad alcune aziende straniere che fanno affari con Cuba. Nessuno però si illude che venga revocato presto l’embargo (solo il Congresso americano, in mano ai repubblicani, può cancellarlo) i cui danni secondo l’ultimo rapporto ammonterebbero a circa 100 miliardi di dollari. Fidel (89 anni), che vuol passare alla storia come il custode rigido della revolución, continua a chiedere il risarcimento. Il mito almeno per il regime resta lui, il jefe maximo. Di cui sugli ossequienti media vengono festeggiate anche le ricorrenze insignificanti, come l’iscrizione all’università nel 1945. Raúl (85 anni) ha il compito di portare a compimento la transizione. Per poi, nel 2018, lasciare le redini alla generazione più giovane. Forse al delfino Miguel Diaz Canel (55 anni).
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